Soy como la luz dorada del desierto,
donde predícan las lenguas doctoradas,
a la que ni caso prestan, por pesadas,
aún sabiendo que lo predicado es cierto.
Como la lluvia que cáe por el tejado,
empapando los cristales de la estancia,
a la que todos acostumbran llamar rancia
por inundar los soles en nublados.
Soy como la tormenta que retumba
en el lúgubre y desierto descampado,
que a descuído, vé dónde ha llegado,
el eco de rumores de ultratumba.
El ímpetu del mar, en su bravura,
que traspasa el espigón con la maréa,
y en su afán de avanzar, sólo menéa
la arena de la orilla con dulzura.
Soy el eco del viento, que amontona
las hojas del otoño en la ribera,
y danzando entre las enredaderas,
en su canción los trínos desentona.
El granízo que resuena en los oídos,
despues del estertor de la tormenta
martilleando las sienes, como afrenta
de los dioses que aguardan escondidos.
Soy la incógnita del cuerdo...,de la ciencia...,
de la ley del mundo y sus mentíras,
del alma del poéta, sometída
a la desfachatez...,soy la demencia.
M.CANO