Por el degolladero
de los cristianos,
almas en pena vienen
dolor dejando,
a filos de cuchillos
de los tiranos,
que Abderramán pusiera
sobre sus manos.
Sus dioses lloran sangre
sobre la arena,
encima de los muros
y de las puertas.
La ciudad se estremece,
llora de pena,
y en San Gil, aún no reza
la Macarena.
Los mártires mozárabes
sufren martirio,
a extramuros de Ronda
de Capuchinos.
Maribel Cano (derechos reservados 2015)
A los mártires cristianos mozárabes que sufrieron persecución por Abderramán II en la ciudad de Sevilla, en el siglo IX