A donde vas, Leonor, tan desquiciada,
que ni a los lados miras por do pasas,
y vagas a galope por la casa,
a saber en qué cosas enfrascada.
Detén tus pasos, si es que estás cansada,
y toma aliento en una breve pausa,
que la razón no entiende de la causa,
que desquicia tu alma desmadrada.
Frena el rocín, y ata tu locura,
que no ha de ver la noche atormentada,
resquicio alguno en forma de tortura,
que apostada en tu sueño y tu almohada,
Vote a Dios, que te calme con premura,
la razón que te tiene desquiciada.
Maribel Cano (derechos reservados 2015)